sábado, 5 de enero de 2008

1851, el Decreto

Para los entendidos, hablar de Cristóbal López significa hablar de Néstor Kirchner. Se los asocia. Costará desprenderlos, cuando trascienda esta crónica.
Para colmo, según nuestras fuentes, lo único que Kirchner le pidió a Scioli, en la provincia, es que facilite el ingreso de Cristóbal López.
A pesar de los presumibles acuerdos preexistentes, para el gobernador Scioli es, lejos de una virtual apretada, un compromiso de honor. A Cristóbal, sí o sí, hay que despejarle el paso. Para compartir la explotación del juego en la provincia de Buenos Aires.
Pero las Gargantas Bingueras avanzan en la audacia interpretativa.
Indican que si Felipe Solá, por ejemplo, no mantuvo un destino elevado, en el gobierno de las grandes transformaciones, fue porque se resistió a "hacer los deberes".
Para que Cristóbal López pueda lograr, en el Hipódromo de San Isidro, con sus miles de tragaperras, lo mismo que le salió, tan admirablemente, en el Hipódromo de Palermo.

Numerologías

Pronto se va a volver al escenario del ludismo en la provincia menos viable. Brinda trabajo a 14 mil personas.
La escenografía del Decreto 1851 debe ajustarse, en cambio, a la metrópoli.

El Decreto fue firmado por el presidente Kirchner, el 5 de diciembre del 2007. Y convalidado, además por la Hermana Alicia, ministra, la ex del amigo Bombón. Y por el destacado Alberto Fernández, sonetista de lirismo irreconocido.
Fue 5 días antes de entregar formalmente los atributos del poder, a su esposa. A 2 días hábiles de concluir el consagratorio mandato. Aunque fue publicado, en el Boletín Oficial, el sugestivo 31 de diciembre. Mientras el firmante principal, máximo responsable, construía la epopeya humanitaria de Villavicencio.

Trátase de la prorroga, por otros 10 años, pero con opción a 5 años más, de la licencia de explotación del Hipódromo Argentino de Palermo. A favor de la empresa homónima. A la que sólo debe agregarse el "sociedad anónima". En adelante, HAPSA.
La empresa es nominalmente comandada por el señor Federico Achaval. El mismo que después sería destinado a controlar el devenir del conflictivo barco, del que también el Portal, en Ludopatías, se va a ocupar.
Achaval es un socio absorbido, según Gargantas irreprochables, por don Cristóbal López.

La concesión vencía en el 2017. Sin embargo, gracias a la contundencia del Decreto 1851, se extiende, ahora, hasta al 2027.
Con la opción de la propina anticipada, de 5 años más, hasta el 2032.
Caja de empleados.

Todo es Historia

Antes de introducirnos en la desesperación del decreto, que acerca, hasta la inconveniencia, los destinos pasionales de Cristóbal y de Kirchner, conviene repasar la historia. La que remite a la gloria actual de las 3000 maquinitas fatigadas de Palermo.
Tragaperras que rinden, cada una, según Gargantas Bingueras, algo más de 300 dólares por día. No hace falta consultarlo a De Pablo para imaginar una recaudación de un millón de glucolines verdes por jornada.
La licitación inicial se abre en 1993. Durante la inocencia, comparativamente enternecedora, del superado menemismo. Licitación limitada, aún, a la decadencia, paulatinamente triste, del turf.
La gana Federico Achaval. Aunque posteriormente es impugnada por el empresario que salió segundo.
Trátase del doctor Guido Spano. Es el cuadro que pasa a la inmortalidad, en las postrimerías del 2007, merced al escrache, discutiblemente heroico, del vástago del doctor Recalde.
El Junior de los Recalde lo graba, arteramente cableado, estilo Antonini, por la misericordiosa cuestión del cohecho, relativo a la depresión de los tickets de almuerzo.
Sin embargo, por entonces, Guido Spano tenía alguna razón para la queja. Había ofertado sólo por la extravagancia del turf. Desconocía que se asomaba, en el horizonte, el sol de las maquinitas.
Según las Gargantas Bingueras, el negocio lo inicia la candidez del denostado Menem. Lo instrumenta el degradado De la Rúa, para 600 maquinitas (posiblemente destinadas al señor Liberman). Pero al final el negocio lo concede Duhalde, solidariamente, al candidato Kirchner.
Para que Kirchner pueda armarse de los respectivos glucolines preelectorales.
Se asiste al cambio de Liberman, que se queda en la historia adherido al helicóptero de De la Rúa. Por el escalador Cristóbal, un protegido inicial del invalorable Diego Ibáñez. Pero que se factura, en la estación, al viento huracanado del kirchnerismo.
Con Cristóbal, hay que aceptar que Palermo prospera. De las 600 tragaperras, se pasa a las actuales tres mil. Recogimiento y veneración. ¡Gloria y Loor!

Doblete

El antológico Decreto 1851 contiene un Anexo. Doblete sin desperdicios, casi inhallable.
Es la Resolución 31/07, del Directorio de La Lotería Nacional.
Trátase de la justificación literaria que asegura los glucolines de Cristóbal hasta el 2032.
El texto burocrático podría garantizar ejemplares presentaciones televisivas del doctor Monner Sans. Determina que HAPSA, o sea Cristóbal, "debe proceder a instalar 1500 máquinas adicionales". Para llegar a las 4500. "Siempre -eso sí- que la estructura edilicia lo permita".
En el Decreto presidencial también se alude al programado doblete de la resolución. Porque se lo "intima" a HAPSA a incrementar el "parque de máquinas".
Significa que Cristóbal no tiene otra alternativa. Necesita más años de explotación. Por las exigencias planteadas en el Decreto que firma el presidente. Según las Gargantas Bingueras, el "socio".
Si la licencia vence, en el 2017, es comprensible. Porque no le alcanzan, al pobrecito de Cristóbal, con sólo diez años más, para "amortizar y recuperar la inversión".
Inversión a la que, desde el decreto, se lo obliga.
Después de todo es una suerte que el Decreto 1851 sea, como una novela total, un modelo de sabiduría. Y de comprensión acerca de los obstáculos que presenta el mundo. Entonces le extiende, a través de la prosa abúlica, quince años más de explotación. Hasta el 2032.
Publíquese, divúlguese, abrirse de piernas, inclínense y archívese.

Promocionales

La próxima entrega atiende el turno de la ludopatía en la provincia de Buenos Aires. Vayan adelantos promocionales. Bolos asegurados para el afectuosamente desbordante Chiche Peluso. O el sensible Bruno Quintana, que se inquieta en Punta del este. El misterioso Lujanero. El canalizador Carlos Gallo. El dificultoso objetivo del Tano de Trilenium. El mensaje decodificado del intendente Sergio Massa. Y como extras, los 32 Bingueros difusamente desorientados. Majestuosa escenografía de San Isidro, La Plata, ideal para damas con sombreros, como en Deauville. La salvación moral para el imantado Jockey Club y sus yemitas quemadas. Y don Cristóbal, siempre. El ya multidisciplinario Cristóbal López. Sea entre las multiplicadas tragaperras, en el casino litigioso del barco, o en la expansiva aventura del petróleo. Fichas, en definitiva, de Kirchner, el Presidente (R.E).

Oberdán Rocamora
Continuará
Manténgase conectado.