miércoles, 2 de enero de 2008

Héroes de Villavicencio


Tío Plinio querido,

Sin rescate, vaya y pase. Se lo bancaba. Podíamos admirarlo igual. Hasta la patriótica celebración.
“!Gloria y Loor/ Honra sin Par!”. Para el primordial Héroe de Villavicencio.
Kirchner, el Presidente (R.E). En retiro efectivo.

Estampitas

Ocurre que nuestro abnegado Héroe respondió, tío Plinio querido, al llamado de Chávez. Y se disparó, en vísperas del final, hacia la selva.
Fue secundado por otros valientes. Próceres que se ganaban, con paciencia infinita, el derecho a incorporarse a las sobrias estampitas del Billiken de la posteridad.
Por riguroso orden jerárquico, debe rescatarse, en principio, al recatado Taiana.
Trátase del Canciller inexpresivo que debió aceptar, mansamente, La Casa-Casta. Hasta adoptarlo, aunque ahora lo nieguen, como propio.
Lo sigue Follonier, pero tan sólo por gravitancia protocolar. Porque de leyes de la selva, Follonier sabe bastante más que Kirchner y Taiana.
Aún Follonier es, felizmente, un desconocido. Se lo llama El Rafa II.
(Porque Rafa I es Bielsa, aquel poeta inmemorial. Con barba roja y guayabera, coincidirá, Tío Plinio querido, que Bielsa hubiera proporcionado, en Villavicencio, imágenes mediáticas más conmovedoras).

La Simona

Aunque un poco más atrás, en la estampita deben figurar, discretamente, los embajadores. Dos Artículos Quinto.
Alicia Castro debiera ser valorada por sus colosales atributos para la diplomacia. Más que por los presumibles conocimientos, fatalmente discriminatorios, sobre el arte del paso de bagayos (Atributos juzgados, tío Plinio querido, como invalorables para la cotidianeidad de esta administración).
Y sin siquiera invocar, tampoco nunca, los perniciosos comentarios. Concretamente injustificados. Los que aluden a la sobrevalorada intimidad ideológica de la embajadora, con el Jefe Terminal. El director de la comparsa socialista del siglo veintiuno.
A propósito, debido a la acción siniestramente perversa del imperialismo, comienza a expandirse, tío Plinio querido, el efecto de cierta lícita orientación del mariscal bolivariano.
Conste que de ningún modo se justifica que se lo apode, indignamente, La Simona.

En la estampita, se hace lugar el último titán que completa el bloque, estructuralmente sólido, de los Héroes de Villavicencio.
Trátase del extraño sobreviviente. Protagónico de los denostados noventa.
El Titán que pasó, sin escalas, de Menem a Kirchner. Embajador con rango de General. Balza.

A la bartola

Conste, tío Plinio querido, que la sociedad entera deseaba fervorosamente celebrarlo, a Kirchner, como a un Héroe. Nunca como un Mártir. Por haberse atrevido a participar, como Tarzán en la selva, de la improvisada intromisión humanitaria.
Diplomacia a la bartola. Arriesgada por el salvajismo del ridículo.
Aparte de no haber rescate, tampoco aparece el rehén.
Cuesta, ante la magnitud del epílogo, rescatar al Presidente del papelón. O atenuar, al menos, su responsabilidad en el incendio. Sobre todo, ante los sustanciales gorilas argentinos, que lo pulverizaron en las mesas del fin de año.
Porque, lejos de tomarlo a Kirchner como un Héroe, o como un Mártir, los “contreras” ya lo toman, tío Plinio querido, directamente, para la joda.

Bananas

“Ni murió ni fue guerrero”.
Como le dice, el dolorido reprochador del tango “Chorra”, a la chorra.
“Ni rescate ni rehén”.
Porque el romántico Operativo Emmanuel debió suspenderse, para colmo, por la ausencia de Emmanuel. Según la definitoria declaración del que debía ser la víctima del operativo. El presidente Uribe.
Aquel hijo gestado entre la secuestrada y el guerrillero, merecía inspirar al realismo mágico de García Márquez. El delirante fantasioso de Aracapataca. Y no sólo el apasionamiento fílmico de Oliver Stone.
Hay que compadecerlo a Oliver Stone. Ni siquiera merece figurar en la estampita.
Porque, para describir un panorama semejante, Woody Allen justamente se le adelantó. Apenas en 36 años. Con la filmación de “Bananas”. Sátira imperdonable del imperialismo, hacia los países metafóricamente consignados como “bananeros”. Una expresión inspirada en el gorilismo literario del cuentista O Henry, para referirse a Honduras.
A través del papelón del Operativo Emmanuel, los Héroes de Villavicencio, comandados por La Simona, lograron superar, ampliamente, la frontera arbitraria de O Henry.

Saturno

Dígale a Tía Edelma que, según Medea, el problema, con los Kirchner, consiste en que se les cambió la taba de la suerte.
Que se les dio vuelta, a los Cesaristas, la estrella.
Parece que lo tienen plácidamente instalado a Saturno, en jugueteos en contra de su sol.
En adelante, es el turno de la sucesión de valijas de los Antonini. De las magistrales epopeyas como la de Villavicencio. Que se suman a la persistencia dilatada de la temperatura, absurdo previsible del verano.
Entonces los Kirchner, tío Plinio querido, implosionan.
Chocan, por la dinámica de la violenta ineptitud, la calesita. Y se autopican el boleto.
Justamente cuando la sociedad se encontraba, estratégicamente dispuesta, a dejarlos gobernar. Solos, a su merced. Sin ningún plan de lluvia. Sin prever que los Kirchner iban a estampillarse solos. Con tanta inconcebible tenacidad.